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Con piedras y con barro se construyen las torres que se elevan hacia el cielo. No con nubes ni con truenos ni con nada que proceda del cielo, sino con lo más elemental de la tierra. En el amor elemental está la clave del Amor sublime. No se encuentra el Camino del Cielo en el amor sofisticado, en los sentimientos depurados de la cultura refinada, sino en el amor elemental purificado por la devoción. Los hombres se inclinan ante ministros y potentados pero pueden ser muy ásperos con sus criados. El que comprende que ni el ministro ni el potentado merecen tanta pleitesía como la que merecen sus criados, ése comprende el significado del amor elemental purificado por la devoción.
En la gruta de la madurez ya no se ve el Cielo. La gruta es espaciosa, perfectamente iluminada, perfectamente decorada y acomodada. Allí la gente se tumba y disfruta de los manjares más exquisitos, del servicio más esmerado. Para que las cosas elementales puedan entrar en la gruta primero han de dejar de mirar al Cielo. En el techo de la gruta está dibujado el único cielo que merece la pena mirar, pintado por los mejores artistas, descrito por los mejores poetas. Si alguien viene de afuera hablando de un Cielo de sobrios colores y cuyo único poema es el rumor del viento, ése vive enajenado de la realidad, pues en la realidad de la gruta está
la única cordura y sensatez del hombre.
¿Quién podría construir una torre verdaderamente alta sin salir antes de la gruta? Sólo el que sale fuera de ella y echa mano de todo lo elemental purificándolo con la devoción, sólo ése puede construir esa torre que apunta hacia el Cielo. Dentro de la gruta de la madurez, tumbado en un diván confortable, el galán seductor alarga la mano y coge la fruta que se le ha puesto a su alcance. Fuera de la gruta, el ingenuo enamorado corre por el campo, cruza un valle de flores, sube una colina de rojos amaneceres, y encuentra un árbol frutal al que se encarama para tomar la fruta. El que se inclina ante el galán, ése es un pordiosero. El que se inclina ante el ingenuo enamorado, ése es el hermano del Rey.
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